ANÉCDOTA

Anécdota Sanalejo. Título: Los amiguitos del niño ciego.
Prefacio: Esta narración la digo de corazón. Era un sábado de Sanalejo, una mañana soleada, el canto de los pájaros y las guacamayas y la alegría de los artesanos, en un encuentro de camaradería y amistad. Un ritual que sin falta los artesanos tenemos que rescatar.
Eran las 3 de la tarde, la euforia y la alegría de la gente sin cesar, los tambores y los inciensos en todo el parque no dejaban de sonar. Yo atendía a dos abuelos que buscaban un collar, un regalo para su nieta que de Europa iba a llegar. Los mandé bien contentos donde mi amigo Salazar, que es un joyero bien experto y con los brazos bien abiertos los recibió en el stand. A lo lejos, yo veía un tren de niños venir, contentos entre la gente a mí me hacían reír, de repente, el brillo de mi trabajo los atraía hacía mí, era el sol que pegaba en el metal. Como un juego de niños a la estación tenían que llegar. ¿Qué es eso tan bonito amigo? Preguntó el capitán, que con 14 añitos ya mandaba no más. Y yo respondí: es un trabajo en relieve hecho en metal. ¡Wow!, dijo el niño y a su amigo ciego se lo quiso mostrar, ¡Daniel, mira!, le dijo su amigo, y con su mano lo pudo mirar. Daniel dijo con una sonrisa: Son unos niños jugando; yo sorprendido dije: son unos duendes saltando al azar, y con una lágrima lo pude abrazar.